22 de agosto de 2009

Encontrar la salida de este gris laberinto, sin pasión ni pecado, ni locura ni incesto. Tener en cada puerto un amante distinto, no gritar ¡que he echo yo, para merecer esto!
Como patidifusa escribir mis memorias, apuntarme a cualquier tipo de bombardeo; no tener otra fe que la piel, ni más ley que la ley del deseo.

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