13 de abril de 2012

Y, como la tierra generosa abraza la raíz 
de un frutal encendido, yo te abrazo a ti. 
Y abrazo tu ropa, no sé, tus maletas 
tu rostro, tus dudas, tus pies, su huella, 
tus manos y hasta tus zapatos, 
tu pena, mi castigo, 
la curva de tu espalda, 
el hueco en el que anido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario